El objetivo de la acción ha sido contribuir al refuerzo de la autoestima de cualquier persona que, por diversas circunstancias, pone su felicidad, su destino, ¡SU VIDA!...en manos de los demás, entiéndase personas e instituciones, organismos, etc. No basta con ser dignos o dignas por ley, es necesario sentirlo.
Sentir…para actuar, desde el convencimiento de que está en cada una de nosotras, las personas, el poder de establecer los límites que nos protegerán cuando las circunstancias así lo requieran.
Estamos con quienes piensan que el peor ingrediente para la libertad es sentirse víctima, éste puede ser el comienzo del fin.
Y fue también muy divertido ya que las personas que estábamos allí tuvimos la oportunidad de celebrar el compromiso con nosotras mismas, ataviadas para la ocasión
Y ahora…este poema de Verónica A. Shoffstall que resume el sentir de la jornada vivida ¡y que nos queden por vivir!:
Después de un tiempo
uno aprende
la sutil diferencia
entre sostener una mano y encadenar un alma,
y aprende que el amor no significa atrapar al otro,
y una compañía no significa seguridad.
Y uno empieza a aprender…
que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas,
y empieza a aceptar las derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos,
y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para hacer planes…
y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado,
hasta el calor del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín,
y decora su propia alma,
en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.
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